Ciertas veces uno se levanta y se asoma a la ventana para ver la vida, pero los cristales anestesian el olor, anestesia los sonidos de la calle y el tacto es frío.

Luego uno se arregla y baja a la calle y se sienta en un banco a esperar que la vida pase. Y van pasando las gentes, y los días y las estaciones y nadie se para a enseñarle a uno la vida.

Y como la vida no viene a uno, nos levantamos y vamos en busca de ella, buscamos amigos, amores.. .Y una vez que los encontramos, volvemos felices a la casa y nos asomamos de nuevo a la ventana y la abrimos y ahí sí percibimos los olores, los sonidos y esperamos impacientes darle forma al tacto imaginado.

Y mientras eso sucede uno escribe los pasos que ha ido dando por la vida, en forma de poemas, ora autobiográficos y ora como proyecciones de deseos que uno tiene, en modo de relatos otras, y, en ocasiones, uno diserta sobre lo que ocurre en modo de reflexiones.

Como los sentimientos no siempre se expresan como uno quiere, por momentos uno recurre a lo leído y escribe, mas bien transcribe versos de poetas que le ayudan a expresar lo que uno piensa o siente.

Y así, como sin darse cuenta, uno va desnudándose de prejuicios, del que dirán y vuelve a abrir las ventanas para enseñar su corazón al mundo… y lo edita en un blog que es el que ahora lees.

Tú, que eres mi amigo o amiga o que simplemente pasabas delante de esta ventana y miraste hacia arriba, sabrás entender que lo que se hace con amor y por amor escapa a nuestro cerebro, nos trasciende.

Trata estos textos con la indulgencia de quién vivió y amó. A ti probablemente no te dirán nada, algunos te parecerán pésimos (a mí también), pero trátalos con respeto y cariño porque he vivido, sufrido y amado cada una de las letras que aparecen en ellos desde los catorce años.

Algunos te parecerán infantiles, otros trágicos, otros desesperantes, otros nihilistas. No he querido quitar ninguno. En algún momento, en cada uno de ellos, fui yo, y no renuncio a ninguno porque todos han conformado lo que soy hoy.